
Momentos en que el miedo al vacío y la mirada del público me cierran y me encongen, y entonces encuentro en la coreografía, mi fiel aliado para entrar, de manera segura, al espacio que me atrapa. Momentos dónde mi respiración lenta y profunda abre un puente entre ellos y yo, entre el espacio y mi espacio, dónde ellos son yo y yo soy ellos y el espacio es uno sólo.