Las calles, las plazas, los lugares públicos como espacio-laboratorio para la creación en movimiento. La improvisación como resultado de la interacción del espacio exterior, los objetos que habitan en él, la mirada del público recién llegado con mi propio espacio vital, ritmo y mirada interna.
Momentos en que el miedo al vacío y la mirada del público me cierran y me encongen, y entonces encuentro en la coreografía, mi fiel aliado para entrar, de manera segura, al espacio que me atrapa. Momentos dónde mi respiración lenta y profunda abre un puente entre ellos y yo, entre el espacio y mi espacio, dónde ellos son yo y yo soy ellos y el espacio es uno sólo.